Egilsstadir - Husavik.

Después de la paliza de ayer, hoy nos cuesta empezar a movernos, el cansancio y el paso de los días empiezan a notarse, estamos en la mitad del viaje, es normal. Tras un reconfortable y copioso desayuno nos ponemos en marcha nuevamente, camino de Hengifoss, una hermosa cascada de 120 mt se caída. Para ello nos recorremos el lago Lagarfljót por una de sus orillas la más al oeste. Pensábamos que ver esta cascada, sería como las demás, una breve caminata, cómoda y ya está. Pero nada más lejos de la realidad. Al llegar tuvimos que dejar el coche en un aparcamiento, el único de Islandia, al pie de la montaña para subir caminando por un sendero bastante empinado y en ocasión hasta peligroso. Tuvimos que superar 4 km de ascensión, para llegar casi hasta la catarata. Antes de llegar a Hengifoss, te encuentras otro salto de agua, bastante bonito pero de menor importancia, pero detenerse en él un rato ayuda a coger un poco de impulso para seguir adelante. Al llegar hasta casi los pies de Hengifoss, comprobamos que no se puede llegar hasta la misma catarata, o al menos no sin antes partirte la crisma, algo a lo que no estábamos dispuestos, así que nos hicimos varias fotos desde un poco más lejos. La caminata ha sido larga y un pelín cansina pero como casi siempre el espectáculo supera todo el esfuerzo realizado. Una vez más mereció la pena.
Después de disfrutar de una pequeña pausa al lado de la catarata, y tras descender al coche proseguimos camino de Skriduklaustur - The monastery, una bonita casa de uno de los escritores más famosos de Islandia, Gunnar Gunnarsson hoy convertida en restaurante y museo. Un sitio interesante y que merece un alto en el camino. De vuelta a Egilsstadir para comer, pollo asado y adobado que compramos en un supermercado, pasamos por Hallormsstadur, en la otra orilla del lago Lagarfljór, es decir que nos recorrimos el lago entero por sus dos orillas, la antigua hacienda donde se encontraba la granja de Hallormsstadur, hoy un parque natural que están repoblando, con abedules enanos y fresnos así como con las especies botánicas más representativas de la flora autóctona.
Nos ponemos rumbo a Detifoss, una catarata de lo más caudalosa. Nuevamente tenemos que realizar una larga caminata, pero esta vez por un camino mucho más sencillo y menos agreste. Al termino de un buen rato contemplando la catarata decidimos ir en busca de Selfoss, para lo cual nos montamos en el coche, grave error, tras realizar varios kilómetros nos damos cuenta que Selfoss está detrás de Detifoss, ¿como es posible que no nos hallamos dado cuenta antes de ello?, vuelta a Detifoss. Después de recorrer nuevamente el camino, ya andado, seguimos por un sendero más pequeño pero igual de cómodo en busca de Selfoss, catarata que se presenta ante nuestros ojos después de recorrer los 3 km que separan ambas cataratas.
Desde luego que no voy a decir que el error cometido mereciese la pena, pero el espectáculo que tenemos ante nuestros ojos es impresionante. Quizás la cascada no es la más bonita de las que hemos visto, pero unido todo el paisaje, es preciosa. El cañón que abren las dos cataratas, Detifoss y Selfoss tiene un parecido al Gran Cañón del Colorado, o eso nos parece a nosotros. Y por cierto, hacen su aparición los famosos mosquitos Islandeses. Que coñazo.

Todavía nos quedan 90 km hasta Husavik, nuestro destino final en el día de hoy, y teniendo en cuenta como son en este país las carreteras tendremos en torno a las 2 horas de camino.
Al llegar a Husavik nos recibe nuestra Guesshouse, un edificio de madera típico en esta zona de Islandia. Tras alojarnos y dejar todo el equipaje en la habitación damos una vuelta por la ciudad. Husavik es la segunda ciudad más grande del norte del país, 2500 habitantes. Está situada en una de las bahías más bonitas de Islandia, yo diría que la más bonita. Poco a poco está ciudad se está convirtiendo en parada obligatoria de los turistas que visitamos Islandia, por su cercanía con el océano Ártico, algo que favorece el avistamiento de ballenas, se trata del mejor enclave para ello. Otro de los privilegios de la ciudad, casi desconocido, es que fue aquí donde llegó el primer colono vikingo con la intención de poblar el país. Lo que más nos gustó de la cuidad fue su iglesia, Husavikurkirkja, situada en la artería principal de la ciudad, frente al puerto. Se trata de un edificio levantado

todo en madera importada desde Noruega. Lo más interesante de la
iglesia es la pintura del altar mayor, donde los protagonistas son los propios habitantes de Husavik.
Las fuerzas empiezan a agotarse y decidimos cenar, algo de fruta, piña,manzana... y a dormir. Han sido grandes caminatas para un solo día.Mañana nos espera una apasionante jornada, con un poco de suerte veremos ballenas.