Organizando el viaje
















Islandia es un destino en alza que poco a poco se está convirtiendo en una de las mejores propuestas turística, en una época en que muchos viajeros van a la búsqueda de destinos originales, no masificados, y una naturaleza en estado puro. Su infraestructura turística, así como la posibilidades que ofrece la isla a la hora de planificar el viaje son amplias, por lo que merece la pena emplear algún tiempo, mucho..., en trazar un itinerario y el tipo de viaje que se pretende realizar. Las posibilidades son muchas, pero no se debe olvidar que Islandia es una de las maravillas geológicas más impresionante del planeta lo que le convierte en un auténtica parque natural.

La mejor manera de llegar a Islandia es por avión, son varias las compañías aéreas que operan en la isla, pero sin duda yo aconsejaría Iceland express. Esta compañía Low Cost para viajeros con presupuestos más bajos ofrece servicios a precios muy asequibles (http://www.icelandexpress.com/).

En Islandia no existe el ferrocarril, pero las alternativas de transporte presentan un amplio abanico de posibilidades que permiten a cada viajero desplazarse por el país según sus gustos y necesidades. A la hora de explorar el país disponemos de múltiples posibilidades desde la más cómoda y económica, que es viajar en autobús, con una eficaz red que abarca casi toda la isla, pasando por vuelos internos, donde las compañías disponen de bonos que van desde los 170 euros hasta los 420,dependiendo del número de vuelos. Pero sin duda la estrella de este viaje será el automóvil, o mejor dicho el 4x4. Disponemos de numerosas agencias de alquiler, incluso en los hoteles ofertan la posibilidad de alquilar coches, nosotros lo alquilamos a través de benelux(www.beneluxcar.com).

Conducir por Islandia no difiere mucho de hacerlo por España, el uso de cinturones de seguridad es obligatorio tanto en los asientos delanteros como traseros. Las luces de cruce son de uso obligatorio durante el día y la noche. Las carreteras interiores carecen de asfaltado y suelen ser de gravilla. Las carreteras de montaña suelen ser estrechas y sinuosas. La mayoría de las pistas del interior son solo transitables para todoterrenos. Se aconseja tener especial cuidado a la hora de vadear ríos, un viejo consejo islandés es: no cruces un río que no veas su fondo. Es imprescindible un buen mapa para moverse por el país, yo recomendaría el freytag & berndt (http://www.freytagberndt.com/) con puntos kilométricos y sobre todo, importante, con la ubicación de gasolineras.

Los diferentes tipos de alojamiento en Islandia van desde hoteles de lujo hasta el hospedaje en casa particulares. Los precios varían dependiendo del alojamiento elegido pero por lo general son precios altos. Sin duda alguna el alojamiento más barato que se puede encontrar es el camping, en casi todos los lugares más visitados encuentras uno. De igual forma se encuentran un buen número de refugios, bien cuidados, pero en parajes de difícil acceso, o de largas caminatas para acceder a ellos. El alojamiento más popular del país son los albergues juveniles. Hablamos de hospedajes informales donde todas las estancias de la casa son comunales y donde todas las habitaciones disponen de cama pero no de sábanas, que debe de aportar el inquilino o alquilar en el mismo albergue. No obstante son alojamientos confortables y acogedores, (http://www.hostel.is/). Otra de las posibilidades que existe son las granjas, lo que en España serían las casas rurales. Una recomendada elección para todo aquel que quiera disfrutar de la naturaleza pero con ciertas comodidades, por no hablar del precio asequible para todos los bolsillos. Dependiendo de las comodidades del alojamiento podemos pagar entre 80 y 150 Euros, (http://www.farmholidays.is/). La versión "urbana" de las granjas se denominan casas de huéspedes y son otra opción recomendada para presupuestos ajustados. Y por último están los hoteles, de todo tipo de precios y comodidades, (http://www.icehotels.is/)
Y por supuesto no se puede ir a visitar un país sin antes haberse informado bien acerca del mismo. Existen muchas guías turísticas sobre Islandia, la mayoría en ingles, pero la que recomiendo por ser muy gráfica y sencilla es Islandia la isla indómita, colección mundo insólito. Pero puede servir cualquier otra. También en Internet puedes encontrar muchas, todo es "perder" el tiempo buscando.





Un poco de historia

Los primeros habitantes de Islandia, monjes irlandeses, utilizaron la isla como una especie de ermita hasta principios del siglo IX. Más tarde, aparecieron los primeros habitantes estables, procedentes de Noruega.Fue la llamada Edad del Asentamiento, que tradicionalmente se sitúa entre 870 y 930, cuando las luchas políticas causaron una huida masiva de la península escandinava.

Después de escapar de los conflictos políticos de sus tierras originarias, los pioneros optaron por un régimen de gobierno
parlamentario. Se fundaron una asamblea de distrito y una Althing (Asamblea Nacional), y se transcribió un código de leyes.
Islandia se convirtió al cristianismo en el año 999, lo que tuvo como consecuencia cierta unidad nacional en un momento en el que surgían diferencias entre sus dirigentes y se empezaban a cuestionar las lealtades. El país se desarrolló a lo largo del siglo siguiente, y estableció una próspera economía agraria y poco conflictiva. Fue entonces cuando Islandia se convirtió en el punto de partida de las exploraciones del Atlántico Norte: Erik el Rojo, criado en Islandia e hijo de un exiliado noruego, colonizó Groenlandia en 982. Se dice que fue su hijo, Leif Eriksson, el primer europeo que exploró la costa de América del Norte, a la que llamó Vinland la Buena. Una de las sagas islandesas más inequívocas, sin embargo, apunta que Leif Eriksson había oído hablar de Vinland a otro islandés, Bjarni Herjolfsson, que la había descubierto unos catorce años antes. Estos viajes de exploración inspiraron uno de los grandes auges literarios de Europa. La primera tradición literaria aparecida se centró en la poesía y la épica. En la época de las sagas (finales del siglo XII hasta finales del siglo XIII), la poesía se vio desplazada por las epopeyas y los relatos dramáticos sobre los primeros asentamientos, los romances, las luchas y el desarrollo de Islandia. Estas narraciones proporcionaron una herencia cultural al pueblo islandés y amenizaron las heladas noches invernales. A principios del siglo XIII, el brillante período de paz que se había mantenido durante doscientos años llegó a su fin. Comenzaba la terrible Edad Sturlung, una época turbulenta de violencia y traiciones políticas. El rey noruego Hákon Hákonarson intervino de inmediato, e Islandia se sometió a Noruega. El volcán Hekla entró en erupción en 1300, 1341 y 1389, sembrando la muerte y la destrucción por toda la nación.
También padeció epidemias y la peste negra que había asolado Noruega en 1349; finalizaron así las relaciones comerciales y el aprovisionamiento. A finales del siglo XIV, Islandia pasó a estar gobernada por Dinamarca. Los conflictos entre la iglesia y el estado condujeron a la Reforma de 1550, y a la imposición del luteranismo como confesión nacional. Durante los dos siglos siguientes, el país se vio esquilmado por los daneses, acosado por los piratas internacionales y estuvo sujeto a un número cada vez mayor de catástrofes naturales. El dominio danés pereció en 1874, cuando
Islandia redactó una constitución y se nombró un gobierno islandés independiente. La isla se liberó del control danés en 1918, año en el que fue reconocido como estado soberano en el reino de Dinamarca, aunque Copenhague conservó las competencias en materia de defensa y asuntos exteriores. En 1940 Alemania invadió Dinamarca y, un año después, Islandia solicitó la independencia, que le sería concedida el 17 de junio de 1944.Tras la ocupación danesa por parte de los germanos y la declaración de soberanía islandesa, la vulnerabilidad de la isla cobró una especial importancia para las potencias aliadas. Como consecuencia, se produjo el traslado de tropas británicas y estadounidenses a sus tierras. En la actualidad, los estadounidenses permanecen en la isla, contra la voluntad de un cada vez mayor número de islandeses. Los británicos desataron la ira islandesa cuando se negaron a reconocer la ampliación de sus aguas territoriales para la pesca en la década de 1970. Durante algunos años, la temporada de pesca se caracterizaba por los incidentes regulares entre helicópteros de combate islandeses y buques de guerra británicos en la llamada guerra del bacalao.En los últimos años, la economía de Islandia ha padecido una situación precaria: se ha recortado el número de capturas de pesca, ha aumentado el paro y la corona se ha devaluado. Los enfrentamientos entre las organizaciones medioambientales y el sector ballenero islandés, que se separó de la Comisión Ballenera Internacional en 1992, tampoco ha facilitó una mejora. En 2000, con la esperanza de dar un vuelco a la crisis económica, el gobierno aprobó un trato sin precedentes con la corporación de CODE Genéticas, por el cual se autorizaba a la empresa a incluir en su base de datos información genética detallada e incluso el código del ADN de los 277.000 islandeses. Parece ser que este patrimonio genético relativamente homogéneo -rubios de ojos azules descendientes de escasos colonos vikingos- puede ayudar en la investigación de enfermedades genéticas, además de proporcionar unos ingresos estables al país (ya se manejan centenares de millones de dólares). Mientras tanto, Islandia sigue luchando por conservar su industria ballenera. En 2002, la Comisión Ballenera Internacional volvió a aceptar a Islandia en su seno, a pesar de sus desacuerdos con ese país con respecto a la moratoria de la caza de ballenas. Al año siguiente, se emprendió una matanza selectiva 'científica' para estudiar el impacto de las ballenas en el número de peces. Sobre el escabroso terreno islandés se asienta una cultura independiente y con una gran capacidad de adaptación, moldeada a lo largo de los años por los descendientes de los agricultores y soldados que huyeron de la tiranía de la Escandinavia medieval. Su traslado a un país nuevo y vacío tuvo como consecuencia la edificación de asentamientos y granjas de sólida construcción, y el inicio de una rica tradición literaria dominada por las sagas -relatos basados en hechos reales sobre luchas, batallas, hazañas, religión e invasiones- consideradas las obras medievales de mayor calidad de Occidente. Esta nación también ha aportado algunos escritores notables a la literatura contemporánea. Halldor Laxness, el escritor islandés más conocido, fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1955.
La música tradicional (generalmente canciones campestres y nanas sentimentales) mantiene su popularidad, mientras que el grupo Sugarcubes y la que fuera su cantante, la pizpireta Björk, han obtenido un gran éxito internacional. Aunque Islandia es de confesión cristiana, la antigua religión nórdica ásatrú está integrando cada vez más seguidores; desde que un ganadero de ovejas la recuperó en la década de 1970, se ha convertido en una secta reconocida oficialmente. Esta creencia se centra en las fuerzas y en la armonía de la naturaleza representadas por los antiguos dioses. La gastronomía islandesa ofrece platos sabrosos. La excepción más notoria es el hákarl, carne de tiburón podrida que puede haber permanecido hasta seis meses enterrada para garantizar el grado suficiente de descomposición. Más apetecible, el hrútspungur, se compone de testículos de carnero macerados en suero y prensados para formar un pastel; y el svie, cabeza de oveja chamuscada (con ojos incluidos) cortada en dos y cocida, se come fresco o en conserva. El slátur, otro plato tradicional, está formado por una mezcla de despojos de oveja envueltos en el estómago y guisados. Existen otros alimentos menos extraños, como harðfiskur (fletán); bleikja (trucha ártica); lundi (frailecillo); y, si no incomoda su ingestión, grasa y filetes de ballena y carne de foca. El gran invento islandés es el skyr, una bebida similar al yogur compuesta de leche desnatada pasteurizada y un cultivo de bacterias. El café está considerado una institución nacional; además se puede adquirir cerveza y licores, aunque a precios bastante elevados. La bebida alcohólica tradicional islandesa, el brennivín, es una especie de schnapps de patatas condimentadas con alcaravea.


HIMNO Y BANDERA

RING ROAD. La carretera principal.




















Islandia es el ultimo paraíso natural de Europa, el único país que te ofrece la oportunidad de recorres su tierra con el espíritu de un aventurero y el alma del mejor explorador. Solo de esta manera se puede afrontar este singular viaje.

Dar la vuelta a la isla no es un viaje más, es una oportunidad única de experimentar la sensación de recorrer un espacio nunca antes pisado por nadie, Islandia no es un lugar remoto e inaccesible, está a pocas horas en avión desde cualquier aeropuerto Español, pero realizar los 1400 km de la Ring Road, es lo más parecido a emprender una aventura, con todos los riesgos bajo control. Pero eso, hasta su fin no lo sabes. La emoción del siguiente paisaje, en una sucesión de parajes que cortan la respiración, aumenta con la sensación de ser el primer visitante de estas tierras. Se trata de un espacio natural en estado virgen. Por esa razón, el recorrido por la Ring Road, el único camino posible para recorrer el país entero sin necesidad de recurrir a vehículos especiales, es en sí, un espectáculo.

No hace falta ser un experimentado montañero para acceder a esas tierras dominadas por las fuerza de la naturaleza, no hace falta desviarse de los itinerarios habituales y recorrer kilómetros andando para disfrutar de la pureza del paisaje. Existe una opción mucho más sencilla, y es completar todo el recorrido por la carretera nacional 1, más conocida como Ring Road.Y te preguntarás ¿que tiene eso de aventura, ir sentado en un coche durante un montón de kilómetros? En primer lugar, la sucesión de escenarios naturales en los que no se nota que ha estado el hombre. En segundo lugar, el trazado: La Ring Road es la carretera principal del país, pero no es precisamente una autopista; la climatología y la orografía del país se lo pone realmente difícil, y hay cerca de un 15 % que no está asfaltado. Y por último, la presencia de las fuerzas naturales; tormentas de arena, riadas, acantilados. Y es que desde la Ring Road se llega a conocer buena parte de esos paisajes inolvidables e irrepetibles de Islandia.

Oeste. Infinita Diversidad



En el Oeste y los Fiordos del Oeste se palpa la historia geológica de Islandia, desde su creación, hace 15–16 millones de años, hasta la colonización en el s. IX, cuando la actividad volcánica cesó en la zona. Las rocas más antiguas están en Kögur y las más jóvenes al fondo de Borgarfjörður. Esta historia se refleja en la diversidad paisajística, con toda clase de volcanes y geotermia, desde fuentes de agua mineral hasta el géiser más caudaloso de Europa, el Deildartunguhver. Uno de los lugares que mejor evidencian el vulcanismo es Snæfellsnes, con su mítico Snæfells-jökull y su parque nacional, enmarcado en un municipio de Turismo Sostenible, certificado por el Green Globe 21.

Las fuerzas que van demoliendo la tierra, los ríos y los glaciares, también han dejado sus huellas en el paisaje, como en Breiðafjörður, con sus incontables islas, o en los Fiordos del Oeste, al principio una elevada meseta y hoy recortada por fiordos y valles. También atrae la ecología, sobre todo la gran variedad de aves. Breiðafjörður es el paraíso de los ornitólogos, y en los Fiordos hay los tres mayores acantilados de aves de Europa: el mayor es Látrabjarg, la última atalaya hacia el oeste. El Oeste y Breiðafjörður, bastante poblados desde la colonización, son el marco de muchas de las sagas que extienden su acción hasta los Fiordos; hechos recordados en Reykholt, la granja de Snorri Stuluson; en el pueblo de Borgarnes, con su Centro de la Colonización, donde los visitantes pueden ver dos exposiciones con audioguía: una sobre la colonización de Islandia y la otra sobre Egill Skallagrímsson, uno de los personajes más interesantes de la época de la colonización. Otro lugar que merece una visita es Eiríksstaðir, el hogar de Eric el Rojo donde supuestamente nació su hijo, Leif el Afortunado, quien descubrió América en el año mil, 500 años antes que Colón.

Últimamente han surgido nuevos núcleos de población en Borgarfjörður, p. ej. alrededor de dos universidades: la de Ciencias Empresariales de Bifröst y la de Ciencias Agropecuarias de Hvanneyri.
Por la poca tierra cultivable de los Fiordos, fueron los caladeros cercanos los que atrajeron a la gente. Hoy día la despoblación ha dejado grandes zonas deshabitadas. Hornstrandir es la más conocida. La historia socio-económica se puede apreciar no sólo en museos como el Museo del Mar de Ósvör, en Bolungarvík, o el Museo Comarcal y del Mar, en Ísafjörður, sino en excursiones a pie organizadas.
Agentes turísticos de la zona participan en tres programas europeos: el Sagaland, de desarrollo turístico en los países con herencia vikinga; el NORCE, creación de una red de sitios del patrimonio cultural en la costas de las regiones periféricas del norte; y de ecoturismo.

Antaño, por el aislamiento de la zona, se extendió la creencia en lo oculto y la brujería, sobre todo en Hornstrandir, que fue precisamente la región que más sufrió la caza de brujas que se desató en Islandia en el s. XVII; sucesos recordados en la Exposición de la Brujería y la Magia, en Hólmavík.

Fiordos del Oeste



Aún más al norte, se encuentran los Fiordos del Oeste, la región más salvaje y menos poblada del país, a excepción del centro. Su acantilados verticales como el Látrabjarg (444 m.) —el “Finisterre” de Europa— y el Hornbjarg (534 m.) quitan el aliento. Impresionante de contemplar es el salto de Dynjandi cuyas aguas parecen lamer el flanco de la montaña.
El pueblo de Ísafjörður, acurrucado en su fiordo, es el punto de partida para excursiones memorables, bien a pie, bien en kayak o en barco de motor.

Entre los destinos posibles: la adorable isla de Vigur, donde el tiempo parece haberse detenido, o bien, las orillas de los fiordos, hoy día desiertos de gente, donde una exuberante vegetación ha recuperado su dominio.
En varios pueblos, los pequeños museos singulares subrayan el carácter particular de esta región aislada, donde antaño se practicaba la brujería.

Norte de la Isla

Acogedoras comarcas, montañas espectaculares, islas frente a las costas y una tierra viva hacen del Norte de Islandia un mundo único. Al oeste los volcanes hace tiempo terminaron su cometido y desde la desaparición de los glaciares las corrientes fluviales han moldeado un paisaje de contornos suaves, atravesado por ríos salmoneros.
A ambos lados del fiordo de Eyjafjörður se elevan antiguas cadenas montañosas con valles arropados por formaciones más jóvenes, salvo al norte, donde las olas han formado vertiginosos acantilados. Ésta es la tierra soñada de los senderistas, donde el ocaso, en época de solsticio de verano, no tiene parangón, cuando el sol apenas besa el mar antes de elevarse de nuevo. Más al este otras fuerzas intervienen: lavas recientes y fallas evidencian una tierra en creación; sólo han pasado dos décadas desde la última erupción en la zona de Krafla. Del choque de las fuerzas de la naturaleza también son testigos el paraje de Ásbyrgi y el impresionante cañón de Jökulsá á Fjöllum, donde un cataclismo de gigantescas riadas ha seccionado la tierra dejando a la vista lo más profundo del subsuelo. A poca distancia, otra perla natural: la comarca del lago Mývatn, famosa por su fauna aviar y belleza paisajística.

Durante siglos el hombre habitó las zonas bajas, viviendo de los frutos de la tierra y del mar. En los últimos tiempos las comarcas más dependientes de la pesca han sucumbido a las exigencias modernas de mayores comodidades, dándose un creciente despoblamiento. Éste es el caso de la costa este de Eyjafjörður, así como de grandes zonas de Melrakkaslétta y Langanes. Cada vez más, los turistas buscan la paz y tranquilidad de estos lugares, además de su peculiar naturaleza.

El Norte une la literatura medieval, la historia y la naturaleza. Húnavatnssýslur y Skagafjörður son el escenario de conocidas sagas islandesas. En las costas son fáciles de avistar las focas y el Selasetur, un museo sobre la foca, en Hvammstangi, es un lugar excelente para aprender más acerca de estos animales. Delante de la bocana de Eyjafjörður y por el golfo de Skjálfandi, se pueden observar manadas de ballenas. En Húsavík hay un museo dedicado a los cetáceos. En Siglufjörður, otro recuerda una de las épocas de más auge económico de la nación, la «fiebre de la plata del mar»: las grandes capturas del arenque de la primera mitad del s. XX. Otro museo interesante es el Hafíssetur, en Blönduós, con una exposición sobre el hielo marino ártico, ese antiguo enemigo de Islandia.

El pequeño caballo islandés fue antaño el «servidor más útil» del hombre y en ningún lugar como en Skagafjörður se da su cría, aunque por todo el Norte se puede disfrutar de excursiones ecuestres de diferente duración. Además, la topografía de Skagafjörður, da la oportunidad de practicar el «rafting» en varios sitios. En Hofsós, en el «Vesturfarasetrið» –Museo de los Emigrantes a América–, se honra la memoria de los muchos islandeses que emigraron a Norteamérica en el s. XIX. La capital del Norte es Akureyri, ciudad universitaria y cultural, al fondo del Eyjafjörður; durante todo el verano ofrece una amplia programación cultural y artística.

El Reino del Hielo. El Este


En pocas partes de Islandia el hombre percibe tan de cerca su pequeñez como en las proximidades de Vatnajökull, el mayor glaciar de Europa. Aquí todo es a lo grande: los grandes casquetes glaciales recortados contra el cielo, las ciclópeas montañas y las huellas de las fuerzas telúricas. Pero no es sólo este carácter titánico lo que fascina. En ningún lugar la vista disfruta de tan viva paleta de colores y rocas como en Lónsöræfi, Borgarfjörður, etc.
En ningún lugar el verdor de la naturaleza es tan intensamente verde, el glaciar tan blanco, el cielo tan azul, las arenas tan negras como en el reino de Vatnajökull; escenario descubierto por las productoras de cine y publicidad internacionales que lo usan como fondo para sus películas y anuncios. No fue casual que a los pies del glaciar se inaugurase, en 1967, el primer parque nacional del país. El Parque Nacional de Skaftafell es hoy una de las más célebres atracciones turísticas de Islandia. Su Centro de Información da cuenta de esta naturaleza única y en el cercano pueblo de Höfn se ha inaugurado el Museo del Glaciar.

Además se ofrecen paseos en barca por la laguna glacial de Breiðamerkurlón y excursiones por el propio Vatnajökull. La fauna aviar de la zona es muy rica. Aquí la mayoría de las aves migratorias toman tierra en primavera, y a menudo, arriban numerosas especies erráticas desviadas desde otros países de Europa.
Pero la comarca a los pies de Vatnajökull no es lo único impresionante. Los Fiordos del Este, con sus escarpadas montañas y picos componen un paisaje único. Ésta es, geológicamente, una de las zonas más antiguas del país y los glaciares erosionaron la tierra tanto que dejaron a la vista sus entrañas: las bolsas de magma que se encontraban a 3 km de profundidad mientras éste se solidificaba, lo cual dio lugar a vacuolas rellenas por minerales como la zeolita en las rocas adyacentes, como se puede ver en el litoral, por ej. en
Los fiordos más alejados de las principales carreteras están casi todos despoblados; pero algunas agencias organizan excursiones a pie por estas comarcas solitarias, donde los senderistas caminan de un refugio a otro por rutas que atraviesan quebradas de montaña y verdes valles. Delante de la costa se yerguen islotes a los que se accede en barco. El paisaje cambia en Hérað, la región del interior que, al abrigo de los vientos, goza de un clima más benigno, con una lozana vegetación. El pueblo de Egilsstaðir se ha convertido en nudo de comunicaciones y servicios para todo el Este. Aún más al norte, la naturaleza cambia de nuevo, con un paisaje de suaves contornos y ríos de pesca que serpentean hasta el mar.

En los Fiordos del Este hay numerosos puertos naturales, que dieron lugar, a finales del s. XIX, al nacimiento de varios núcleos de población; la mayoría persiste todavía. Estos municipios tienen un encanto especial, subrayado por festejos anuales. Además, en varios hay museos de reciente creación que testimonian tiempos pasados como los días de la II Guerra Mundial, la época de los pescadores franceses en aguas islandesas, u obras de arte y útiles tecnológicos. Otros relacionados con la naturaleza, y con lo más característico de la zona: las piedras y los renos, que tienen su principal reserva en las tierras altas de Fljótsdalsheiði.

El sur. La parte más turística

En ninguna parte como en Reykjanes y Thingvellir queda tan patente cómo las placas continentales de Eurasia y América se alejan la una de la otra, unos 2 cm. al año.
En Reykjanes hay varias zonas de alta geotermia. En dos se han levantado centrales eléctricas de vapor: en Svartengi y cerca del monte Hengill.
Otras dos están en construcción: la de Hellisheiði y la de Reykjanes. En Svartengi hay un centro didáctico de historia geológica: la Gjáin. A poca distancia está la Laguna Azul, con su mundo de vapores telúricos y sus famosas aguas curativas. Desde siempre la ocupación humana en Reykjanes se ha concentrado en la costa, con el mar como sustento. Hoy, con la diversificación económica, la densidad poblacional ha crecido, pero sin que se olvide esa dependencia del mar, como atestiguan museos como los de Grindavík y Sandgerði.

Más al este se encuentra la Llanura del Sur, más fértil, con la historia y la literatura resonando a cada paso. Aquí está el escenario de la Saga de Nial, una de las más conocidas. Para zambullirse en ella visite el Sögusetur –Centro de las Sagas– en Hvolfsvöllur. Otros museos como el de Skógar, en Eyjafjöll, y excursiones organizadas sirven para recordar la historia. Y el Draugasetrið, El Centro de los Fantasmas, en Stokkseyri, es un museo único, dedicado a los fantasmas islandeses. Thingvellir es el lugar histórico más famoso del país. Aquí los islandeses fundaron su parlamento en el año 930 y celebraron sus asambleas anuales hasta 1798. También fue el escenario de varias sagas. Fue convertido en parque nacional en la primera mitad del s. XX y declarado Patrimonio de la Humanidad en 2004. Otro lugar histórico de la zona es Skálholt, sede episcopal y centro eclesiástico desde el s. XI hasta finales del XVIII.

Pero también seducen las numerosas perlas naturales de estas comarcas. En varios sitios hay impresionantes cascadas, de las que Gullfoss –La Cascada Dorada– es la reina indiscutible. En muchas partes se evidencia la geotermia del subsuelo y cerca de las principales zonas de géiseres han nacido pueblos, dedicados al cultivo en invernaderos. La zona más famosa es la de Geysir, de cuyo nombre deriva la palabra «géiser». Poco más al este se encuentran dos de los volcanes, vecinos a zonas habitadas, más activos.
El Hekla, el más famoso, ha entrado en erupción unas 20 veces desde que Islandia se colonizó. Y hacia el este, bajo el glaciar de Mýrdalsjökull, se esconde el Katla que lleva dormido un tiempo inusualmente largo. Cualquier día podría despertarse. En relación con esta naturaleza extraordinaria han surgido actividades organizadas: excursiones a caballo, «rafting» y visitas a los glaciares.

Frente a la costa se elevan las Islas Vestman con su impresionante naturaleza, sus colonias de aves marinas e interesante historia. Sólo han pasado poco más de 30 años desde que los isleños tuvieron que ser evacuados de su Heimaey, la única isla habitada, al producirse una erupción. Pero muchos volvieron en cuanto la erupción finalizó. Actualmente se llevan a cabo excavaciones de numerosas casas que fueron enterradas bajo cenizas y lava, con la intención de hacerlas accesibles a los visitantes, bajo los auspicios de un plan llamado La Pompeya del Norte.

High Land. En mitad de la nada

Las vacaciones sirven para vivir nuevas experiencias, para ver cosas nunca vistas. Se visitan ciudades, se absorben otras culturas y se disfruta de una serie de maravillas hechas por el ingenio del hombre. Pero también se puede escapar lejos de todo, aminorar el paso y cambiar el estrés y ajetreo de la vida moderna por el silencio, la paz y la tranquilidad. Un sitio perfecto para hacerlo son las tierras del interior de Islandia.
Las Tierras Altas le harán pensar en las crudas fuerzas que la naturaleza desató para crearlas. El ruido que acompaña a la ocupación humana queda lejos. No hay mucha vegetación, ni mucha vida. Algunas zonas están totalmente peladas. Pero es la Tierra misma la que surge llena de vida, creando de la piedra, de la arena, del hielo, del vapor y del agua, obras de arte que quitan el aliento.

El amarillo, el rojo y el verde son los colores de las montañas de riolita de Landmannalaugar, entre las negrísimas lavas de obsidiana y los vapores que emanan de las fuentes geotérmicas. En Kverkfjöll la geotermia ha excavado espectaculares cuevas debajo del glaciar y en las montañas de Dyngjufjöll se encuentra el lago Öskjuvatn, en una gran caldera de 11 km2, y el cráter Víti, lleno de agua templada. Ambos lagos se crearon tras una gigantesca erupción en Dyngjufjöll en el 1875. A lo largo de la pista automovilística de Kjölur se encuentra el lago Hvítárvatn, de un gélido azul a los pies del blanco glaciar.

En Sprengisandur, en agosto, el epilobio ártico (epilobium latifolium) tiñe con su flores violetas las negras arenas ribereñas, con la resplandeciente blancura del glaciar al fondo. En Thórsmörk hay encantadores valles verdes, con su vegetación de monte bajo, rodeados de negras montañas que dominan el entorno. Desde que Islandia se colonizó, sus habitantes han atravesado las Tierras Altas entre el Norte y el Sur a lomos de caballo e, incluso, a pie.
Era un viaje difícil y peligroso, pero la gente se arriesgaba, sobre todo para viajar al Parlamento, en Thingvellir. Con tiempo de niebla corrían el riesgo de perderse por el camino; con ventisca, de perder la vida, o morir de hambre si la travesía duraba demasiado.
Afortunadamente, las cosas son más fáciles hoy en día. Los medios de transporte modernos hacen posible viajar en un día del norte al sur, o viceversa, bien por la ruta de Kjölur, bien por Sprengisandur. Hay excursiones guiadas en auto-car por ambos itinerarios, así como a Thórsmörk, Landmannalaugar, Askja y Kverkfjöll. Y por supuesto, puedes viajar por tu cuenta, sea en automóvil de tu propiedad, sea en coche de alquiler. Sin embargo, recuerda que todas estas rutas sólo son practicables en todoterrenos.

Incluso las rutas por Kaldidalur y Kjölur, las cuales ya no son, oficialmente, pistas de alta montaña (ya que no tienen una indicación de carretera que empieza por la letra F), pueden resultar muy difíciles de transitar, y las agencias de alquiler de coches prohíben su uso a los clientes, salvo a los que alquilen vehículos 4x4. Viajar en coche hasta Thórsmörk, por la pista de Sprengisandur o por la ruta de «Tras los Montes» vía Landmannalaugar y el cañón de Eldgjá, supone atravesar ríos. Sí, NO HAY PUENTES, simplemente se vadean los ríos con el automóvil. Y necesitas informarte bien de cómo se hace, en tu agencia de viajes o de alquiler. Pero si cuidas estos detalles y tienes precaución es una experiencia única.

La llegada


Eran cerca de las 3 de la mañana en Keflavik, cuando la azafata del avión en el que viajábamos nos anunciaba que tomaríamos tierra en breve. No es la mejor hora para llegar a un país pero no habíamos conseguido un vuelo con mejor horario. La primera sorpresa del viaje la tuvimos nada más descender del avión. Era totalmente de día. Nos habíamos informado con anterioridad al viaje de todo lo relacionado con Islandia, y éramos sabedores de que en esta época del año no oscurecía, pero...era totalmente de día, como cualquier tarde a las 8 de la misma, en verano.

Nada más llegar a la pequeña terminal del aeropuerto de Keflavik nos pusimos a buscar a Eirikurr. Eirikurr era el dueño de la Guesthouse que habíamos elegido para pasar esa noche. El amable señor se ofreció para ir a recogernos al aeropuerto a esas horas de la mañana. Y efectivamente allí estaba el... esperándonos a las 3.30 de la mañana.

Tras presentarnos y meter todas las maletas en su coche nos dirigimos al alojamiento, una Guesthouse muy confortable.

A la mañana siguiente, teníamos que recoger el coche de alquiler a las 10 en Reykjavik, y Eirikurr se ofreció a llevarnos por el precio de un billete de autobús. Teniendo en cuenta que al día siguiente era la fiesta nacional y que no había más que un autobús a las 12 de la mañana, nos pareció un precio más que razonable, y por supuesto aceptamos.

La noche, parecía que sería corta.

Keflavik- Efstaidalur

Damos comienzo a nuestra aventura por Islandia con el traslado hasta Reykjavik, con nuestro anfitrión Eirikurr, que muy amablemente nos ha llevado a recoger nuestro coche de alquiler, pedazo de todoterreno que nos entregan. Después de despedirnos del afable Eirikurr, nos ponemos en camino hacía Thingvellir, no sin antes dudar del camino que debíamos tomar. Una vez en camino, realizamos la primera de nuestras paradas para ver la pequeña iglesia de Mosfell. Y tras 40 km de recorrido llegamos al parque nacional de Thingvellir, uno de los lugares más venerados por los islandeses, ya que allí reside desde el año 930 uno de los parlamentos más antiguos del mundo. Antiguamente, los representantes llegados desde todos los rincones de la isla se reunían allí una vez al año, para aprobar las leyes y dictar sentencias judiciales. Además de por su valor histórico, el parque tiene un gran valor geológico, ya que por allí pasa la falla atlántica, que separa la placa continental americana y europea.

Seguimos nuestra marcha hacía Geysir,el geiser al que tienes que estar muy muy atento si no quieres perderte la foto, o lo que es peor si no quieres darte un chapuzón bien calentito. Y ahí estábamos todos los guiris, con nuestras cámaras preparados para la foto, y aunque en ocasiones se hacía de rogar... prueba superada conseguimos la foto. El nombre de este pequeño enclave islandés, así como la denominación genérica de todos los pozos de aguas termales del mundo que brotan en forma de chorro, proviene precisamente de

Un enorme surtidor de casi 20 mt de diámetro que se abre a ras de suelo en este lugar, y que se ha convertido en definición propia de este llamativo fenómeno propio de zonas volcánicas. El geyser que actualmente está activo se llama Strokkur, y cada 5 minutos lanza su chorro de agua hirviendo hasta los 20 mt de altura.

De camino a Gullfoss, paramos para liarnos unos bocatas de salami que habíamos llevado bien escondido entre la ropa de la maleta, como miserables traficantes...Acompañamos la comida con un viento gélido y de unos mosquitos que por si solos ya deben aportar todas las calorías que necesita el ser humano para vivir un día, de hecho empecé a dudar si eran ellos o nosotros los que se estaban comiendo los bocatas.

Gullfoss, quizás no sea la catarata más hermosa del país, solo quizás, pero seguramente es una de las más impresionantes y sin duda la más visitada.

La tremenda fuerza del agua al caer desde 32 mt de altura, sumado a su enorme caudal, origina un arco iris casi permanente, que hace más bonita la postal. Y también que termines empapado por el agua vaporizada que riega toda la zona.

Tras varias foto, incluso en lugares prohibidos, y una coca cola en un terraza nos disponemos a seguir nuestro camino hacia el glaciar Langjökull, pero nos encontramos con un imprevisto, la carretera se encuentra cerrada, con lo que tenemos que conformarnos con verlo de lejos, después rumbo hacia Efstaidalur, donde haremos nuestra primera noche, entera, en Islandia.
Después de una cara cena, nos ponemos de nuevo en la carretera en busca de un par de cascadas más que no somos capaces de encontrar, por lo que nos acercamos a Reyholt, un pueblecito con una veintena de casas prefabricadas y poco más.

Efstaidalur - Vik

Comenzamos un nuevo día, después de dar buena cuenta de un copioso desayuno islandés, poniendo rumbo al pueblo de Selfoss, algo de civilización en medio de ninguna parte. Selfoss es la población más reciente de Islandia, pero al mismo tiempo es la ciudad más grande del sur. Selfoss carece de interés turístico salvo por la bonita iglesia y un curioso puente colgante que te da la bienvenida nada más llegar al pueblo. Tras hacer una breve parada para ver la iglesia y sacar diversas fotos de la misma y del puente, damos una vuelta al pueblo montados en el coche, tres minutos de duración, después nos encaminamos hacia Stokseyri, un pueblo a orillas del mar con un pequeño puerto pesquero y alguna casa pintada de colores.

De camino a la cascada de Seljalandsfoss paramos a reponer fuerzas en una gasolinera, con algo de comida rápida, para perder el menor tiempo posible. De camino a la cascada, un gran valle de abundante vegetación herbácea y arbustiva que junto con los numerosos cursos de agua y la roca volcánica, otorgan al paisaje una variedad de colores poco frecuentes. Las cascadas, casi todas ellas de origen glaciar se suceden al lado de la carretera, para hacer más apetecible el viaje, hasta casi la misma catarata. Seljalandsfoss es un salto de agua de 60 mt que puedes bordear por un camino de piedras y tierra marrón. Eso sí, tienes que ponerte un buen chubasquero porque te pones de agua hasta arriba. Permanecimos en aquel maravilloso lugar un buen rato, sacando fotos, paseando por los alrededores donde encontramos otras dos cascadas de menor tamaño y descansando un rato. Buen lugar para descansar.

Nuestra siguiente etapa Skogafoss, la hermosa catarata de Skógar, que se precipita desde 60 mt de altura en mitad de un verde acantilado. Si desde
la lejanía parece grandiosa, de cerca parece aumentar, ante el atronador ruido del agua al estrellarse contra la poza. A la derecha de la cascada encontramos una escalera que lleva a la parte superior, y desde luego merece la pena subir para observar las vistas del valle que se abre a los pies de la catarata. Aquí es donde conocemos a Rafa y Ramiro, dos periodistas de RTVE que están como nosotros de vacaciones, pero aprovechando la circunstancia están haciendo un reportaje sobre Islandia y los gallegos en Islandia para el periódico la voz de Galicia. No lo he dicho aun, eran gallegos, de Santiago exactamente. Desde este día nos los encontraríamos casi todos los días, puesto que estábamos haciendo las mismas etapas, con la salvedad de las últimas jornadas.

Después de un charla con nuestros colegas gallegos nos ponemos en marcha rumbo al faro de Dyrhólaey, el punto más meridional de la isla. En este paraje llama la atención un arco natural de 120 mt de altura que ha formado la erosión encima de las rocas. Pero al llegar nos encontramos con que la carretera estaba cerrada por un valla, donde un cartel nos anunciaba que se trata de una reserva de aves, que en ese momento estaban en época de cría. Lo más gracioso es que la abrían una semana más tarde. Nos tuvimos que conformar con ver el arco de lejos y sacar alguna que otra fotillo desde la distancia.

Con la cara de tontos que se nos había quedado nos dirigimos a Vik, donde nos alojamos en un Bed & Breakfast, algo justito, la verdad. Vik, es una villa donde lo que más destaca es su nombre, el único pronunciable para los españoles, aparte de eso, una bonita iglesia situada estratégicamente en la zona más alta del pueblo. Se notaba que este pueblo se usa como lugar para pernortar por los turistas que hacíamos esta ruta.


Tras dar buena cuenta de algo de fiambre, como lujosa cena, nos encaminamos al glaciar Mýrdalsjökull. Una pista sinuosa de tierra y piedras nos recibe, pero no hace que perdamos la ilusión de ver nuestro primer glaciar. Tras un rato por la pista llegamos a la base del glaciar, que con una altitud de 150 mt y una extensión de 700 km cuadrados es el cuarto mayor del país. Lo que más nos sorprendió fue su color negro, que delataba el es
condite del volcán Katla, que se oculta a mil metros bajo el glaciar.

Había sido un día completo y lleno de actividad, lo que hizo que molestara un poco menos la luz de la noche al irnos a descansar.

Vik - Holmur

Salimos pronto de Vik para poder aprovechar el día, la primera parada a la salida de Vik, repostaje y compras de algún souvenir. Las gasolineras Islandesas son diferentes, un único surtidor, en mitad de la nada, con dos mangueras, Diesel y gasolina o Benzin. El pago...la visa. De camino a nuestro siguiente objetivo hacemos varias paradas en la zona de Myrdalssandur, donde recogemos distintas piedras de magma cerca del glaciar Myrdalsjökull. Continuamos nuestro viaje hacia Kirkjubaejaraustur. Durante el trayecto realizamos un sin fin de paradas para sacar varias fotos del paisaje.

Proseguimos nuestro viaje, hasta el cruce de Landmannalaugar, donde nos desviamos, sólo nos separan 75 km de un espectáculo sin comparación alguna en la tierra, solo la luna puede parecérsele. Pronto se acaba el trazado asfaltado y comenzamos a subir por un infierno de piedras, baches y polvo, cantidades de polvo. Landmannalaugar es un enorme campo geotermal que se levanta en el corazón de la reserva natural de Fjallabak. Landmannalaugar sorprende por su paisaje tachonado de montañas coloreadas de negro, ocre, azul y blanco. Estos colores surgen debido a la cantidad de riolita acumulada en el terreno. Tras recorrer 65 km por la pista de piedras, un río se cruza en nuestro camino impidiéndonos continuar. Un Lugareño muy amable se detiene ante nosotros para comentarnos que podemos vadear el río por esa parte sin problemas, puesto que el río no es profundo, pero que no lo vadeemos más abajo puesto que si es profundo en esa zona. Tras dudar con proseguir nuestra aventura, dejamos que el cruce primero el río para ver como lo hace. Y finalmente decidimos darnos la vuelta para evitar un susto. Tras más de 2 horas de camino volvemos a coger la Ring Road. La aventura se ha frustrado y ha resultado dura pero merece la pena intentarlo, quizás en otra época del año sea más sencillo cruzar los ríos... y por supuesto, ni locos intentéis realizar esta aventura sin un 4x4, de lo contrario lo lamentareis como lo lamentó el pobre Alemán que tuvimos que recoger en el camino tras tener un percance con el coche y quedar este en la cuneta.

Por fin llegamos a Kirkjubaejarklaustur, villa que tiene más letras en su nombre que habitantes, 300 en la actualidad. El nombre de la villa significa iglesia / granja / convento, gracias a un antiguo monasterio benedictino fundado en el siglo XII. Como la aventura de landamannalaugar nos había agotado paramos en una gasolinera para reponer fuerzas.

Proseguimos con ansias renovadas hacia el parque natural de Skaftafell, uno de los puntos de visita obligado en nuestro viaje a Islandia. El que por extensión es el segundo parque de mayor tamaño del país, es sin duda el primero por lo que respecta a su enorme cantidad de atractivos turísticos. Incluye varios brazos helados originados en el glaciar, aunque su mayor atractivo es la catarata de Svartifoss. Sus aguas caen sobre unas oscuras columnas de basalto que se asemejan a los tubos de un órgano. Y que se formaron al enfriarse la lava de un volcán. El parque lo conforman cuatro glaciares. Desde la caseta del parque arrancan varios senderos bien señalizados que permiten recorrerlo a pie. Tras más de 2 horas caminando por el monte decidimos subirnos al coche y ponernos rumbo al lago Jókulsarlón.

Al llegar a la laguna del río glaciar Jókulsárlón, la primera expresión es de asombro ante aquellos casquetes del glaciar Valnajökull. A primera vista , parece que estés en el polo norte. Pequeños icebergs flotando que poco a poco van camino del mar, no sin antes pasar bajo un puente. Una estupenda estampa en la que incluso hemos podido ver algunas focas...

Al otro lado, las playas de arena negra de Breidamerdursandur, destino de los bloques de hielo.

Y tras un largo camino, llegamos a Holmur, cerca de Hófn, donde pasaremos esta fría noche, en compañía de uno granjeros muy amables que incluso nos presentan a su perro Lucas y a su gata siamesa Mona Lisa. Resultan ser gente muy atenta. Y si el día había sido largo, la noche también resulto serlo. Compartimos la cena con Marco, un colombiano con el que coincidimos en la granja, que vive en Los Ángeles y que estaba realizando el mismo viaje que nosotros pero en sentido contrario.

Y mañana el Glacial Vatnajökull nos espera...

Holmur - Egilsstadir

Hoy prevemos que será un día largo, por lo que decidimos madrugar más que de costumbre y para las 7.30 ya estamos desayunando, en casa de los granjeros y en su compañía. Un gran salón comedor nos recibe con un espectacular desayuno; café, nesquik, infusiones, leche caliente, creppes, nocilla, fiambres, pescado, varios tipo de pan y un montón de cosas más. Durante el desayuno charlan con nosotros un rato, y sorprendentemente sitúan a Pamplona casi perfectamente en el mapa. Tras despedirnos de ambos de Lucas y Mona lisa vamos hacia el glaciar Vatnajókull para hacer un trekking por él. Antes de las 10, que es cuando sale la excursión ya estamos listos; botas cortavientos, gorro, guantes, crampones y piolet, todo listo para empezar la aventura. Nos ponemos en marcha y seguimos con nuestro coche el furgón de los guías que nos conducen hasta el mismo glaciar. Después de escuchar la indicaciones del guía y enseñarnos un par de cosas básicas sobre el trekking en hielo, nos ponemos en marcha en fila india y detrás del monitor. Durante la marcha nos llueve abundantemente y para cuando queremos poner las fundas a las mochilas ya las tenemos empapadas. Debemos pisar con fuerza para que se claven los crampones en el hielo, de lo contrario un bonito culetazo recibes a cambio. Hace frío en mitad del glaciar y parece que la lluvia no quiere darnos tregua. A mitad de la marcha se cae un excursionista, y no se da cuenta nadie excepto yo, por cierto me rio un rato...Parecemos la gente de al filo de lo imposible, y aprovechamos para sacar varias fotos. Tras más de 2 horas de excursión empezamos a descender del glaciar para dar por finalizada la aventura, y nuevamente se cae otra excursionista, esta vez en posición Papal, se queda clavada de rodillas en el suelo.

De nuevo dentro del coche, que parece un mercadillo, lo hemos usado para tender la ropa mojada de la excursión, nos ponemos rumbo a Egilsstadir, nuestro destino hoy. Un poco antes de llegar a Hofn paramos a comer en otra gasolinera, esta vez una especie de menú. Huevos y beicon para Nerea y costillas de cordero a la brasa para mí, la broma 24.000 kr, unos 23 euros, menos más que acompañamos la comida con una jarra de agua del grifo. Al término de este maravilloso banquete nos dirigimos a Hofn. La ciudad subsiste de su actividad pesquera y de las industrias que se dedican al procesamiento de las capturas de su flota. Aunque en la actualidad viven 2000 personas aquí se ve una gran actividad. Paramos para dar una vuelta por la ciudad y aprovechamos para comprar algo de comida para los próximos días.

242 km nos separan de nuestro lugar de descanso de hoy por lo que decidimos continuar con nuestro viaje, La carretera nos lleva a través de la costa, gran parte de la misma esta sin asfaltar y circulamos al borde del precipicio. Algo peligroso y arriesgado pero merece la pena ir por aquí. De camino nos esperan los fiordos del este. Decidimos rodear el fiordo de Breidalsvik y el paisaje se vuelve verde y azul acompañado de altas montañas que terminan en el mismo mar. El paisaje es maravilloso y decidimos parar un rato y sacar varias fotos. Nuestra intención era rodear todos los fiordos antes de llegar a Egilsstadir, pero se empezaba a hacer tarde y llevábamos un palizón importante encima, que hizo que desistiésemos de la idea y volviésemos a retomar la Ring Road. Tras un palizón de coche y unas cuantas ovejas cruzándose en la carretera, llegamos a Egilsstadir, a una granja con varios bungalós de madera preciosos para los huéspedes.
Egilsstadir es la capitál regional y el nudo de comunicaciones por donde pasan todas las carreteras que recorren los fiordos del este. La ciudad y su entorno contrastan notablemente con el resto de la región. Ya que Egilsstadir se encuentra en medio de una llanura fértil y en el extremo norte del lago Lógurinn, un extenso espejo de agua de más de 30 km de largo, rodeado por una carretera en buen estado. Se trata de un paraje ideal para realizar excursiones en el que destacan la cascada Hengifoss, donde iremos mañana y la reserva forestal de Hallormsstadur, donde también iremos mañana.

Teniendo en cuenta que ha sido un día largo y que mañana también queremos aprovecharlo bien a las 12 de la noche damos por acabado el día. Mañana nos esperan los mosquitos.

Egilsstadir - Husavik.

Después de la paliza de ayer, hoy nos cuesta empezar a movernos, el cansancio y el paso de los días empiezan a notarse, estamos en la mitad del viaje, es normal. Tras un reconfortable y copioso desayuno nos ponemos en marcha nuevamente, camino de Hengifoss, una hermosa cascada de 120 mt se caída. Para ello nos recorremos el lago Lagarfljót por una de sus orillas la más al oeste. Pensábamos que ver esta cascada, sería como las demás, una breve caminata, cómoda y ya está. Pero nada más lejos de la realidad. Al llegar tuvimos que dejar el coche en un aparcamiento, el único de Islandia, al pie de la montaña para subir caminando por un sendero bastante empinado y en ocasión hasta peligroso. Tuvimos que superar 4 km de ascensión, para llegar casi hasta la catarata. Antes de llegar a Hengifoss, te encuentras otro salto de agua, bastante bonito pero de menor importancia, pero detenerse en él un rato ayuda a coger un poco de impulso para seguir adelante. Al llegar hasta casi los pies de Hengifoss, comprobamos que no se puede llegar hasta la misma catarata, o al menos no sin antes partirte la crisma, algo a lo que no estábamos dispuestos, así que nos hicimos varias fotos desde un poco más lejos. La caminata ha sido larga y un pelín cansina pero como casi siempre el espectáculo supera todo el esfuerzo realizado. Una vez más mereció la pena.
Después de disfrutar de una pequeña pausa al lado de la catarata, y tras descender al coche proseguimos camino de Skriduklaustur - The monastery, una bonita casa de uno de los escritores más famosos de Islandia, Gunnar Gunnarsson hoy convertida en restaurante y museo. Un sitio interesante y que merece un alto en el camino. De vuelta a Egilsstadir para comer, pollo asado y adobado que compramos en un supermercado, pasamos por Hallormsstadur, en la otra orilla del lago Lagarfljór, es decir que nos recorrimos el lago entero por sus dos orillas, la antigua hacienda donde se encontraba la granja de Hallormsstadur, hoy un parque natural que están repoblando, con abedules enanos y fresnos así como con las especies botánicas más representativas de la flora autóctona.
Nos ponemos rumbo a Detifoss, una catarata de lo más caudalosa. Nuevamente tenemos que realizar una larga caminata, pero esta vez por un camino mucho más sencillo y menos agreste. Al termino de un buen rato contemplando la catarata decidimos ir en busca de Selfoss, para lo cual nos montamos en el coche, grave error, tras realizar varios kilómetros nos damos cuenta que Selfoss está detrás de Detifoss, ¿como es posible que no nos hallamos dado cuenta antes de ello?, vuelta a Detifoss. Después de recorrer nuevamente el camino, ya andado, seguimos por un sendero más pequeño pero igual de cómodo en busca de Selfoss, catarata que se presenta ante nuestros ojos después de recorrer los 3 km que separan ambas cataratas.
Desde luego que no voy a decir que el error cometido mereciese la pena, pero el espectáculo que tenemos ante nuestros ojos es impresionante. Quizás la cascada no es la más bonita de las que hemos visto, pero unido todo el paisaje, es preciosa. El cañón que abren las dos cataratas, Detifoss y Selfoss tiene un parecido al Gran Cañón del Colorado, o eso nos parece a nosotros. Y por cierto, hacen su aparición los famosos mosquitos Islandeses. Que coñazo.

Todavía nos quedan 90 km hasta Husavik, nuestro destino final en el día de hoy, y teniendo en cuenta como son en este país las carreteras tendremos en torno a las 2 horas de camino.
Al llegar a Husavik nos recibe nuestra Guesshouse, un edificio de madera típico en esta zona de Islandia. Tras alojarnos y dejar todo el equipaje en la habitación damos una vuelta por la ciudad. Husavik es la segunda ciudad más grande del norte del país, 2500 habitantes. Está situada en una de las bahías más bonitas de Islandia, yo diría que la más bonita. Poco a poco está ciudad se está convirtiendo en parada obligatoria de los turistas que visitamos Islandia, por su cercanía con el océano Ártico, algo que favorece el avistamiento de ballenas, se trata del mejor enclave para ello. Otro de los privilegios de la ciudad, casi desconocido, es que fue aquí donde llegó el primer colono vikingo con la intención de poblar el país. Lo que más nos gustó de la cuidad fue su iglesia, Husavikurkirkja, situada en la artería principal de la ciudad, frente al puerto. Se trata de un edificio levantado

todo en madera importada desde Noruega. Lo más interesante de la
iglesia es la pintura del altar mayor, donde los protagonistas son los propios habitantes de Husavik.
Las fuerzas empiezan a agotarse y decidimos cenar, algo de fruta, piña,manzana... y a dormir. Han sido grandes caminatas para un solo día.Mañana nos espera una apasionante jornada, con un poco de suerte veremos ballenas.

Husavik - Akureyri

Y al séptimo día descanso... pues nosotros no! Nos toca madrugar, para las 8 estamos desayunando, hoy toca ir pronto al puerto para el avistamiento de ballenas. A las 9.45 en punto embarcamos en el Sylvia, el barco que nos llevará durante 3 horas, hasta alta mar para poder observar las ballenas que se dirigen al océano ártico. Nos habían advertido que pasaríamos frío, y por eso nos hemos abrigado hasta las cejas. Llevamos más forros que una cebolla. Pero eso no es nada comparado con Rafa, que se ha puesto cuatro pantalones y el mono de esquiar, a eso le llamo yo venir preparado. Nuevamente coincidimos con los periodistas gallegos, Ramiro y Rafa, algo que nos sucede durante todo el viaje, ya que estamos haciendo el mismo recorrido. Con ellos haremos la excursión.
Al subir al barco, nos dan unos buzos para protegernos del frío y del agua, esto ya acojona un poco, ¿para protegernos del frío? pero con toda la ropa que llevo encima voy a pasar frío... pues SÍ, pasamos frío y mucho. Al ponernos los buzos llegan las primeras risas de la mañana, para mí talla xl, que si no, no me puedo poner buzo, y ¿para Rafa? da lo mismo que talla coja, no puede cerrárselo del todo.
Algunas ballenas se dejan ver, aunque por poco tiempo, solo suben a la superficie para expulsar el agua, volver a coger aire y nuevamente se sumergen. Una guía nos avisa por donde están saliendo las ballenas, ¡ballenas a las 3! ¡ a las 12! y todos corriendo de un lado a otro del barco para intentar captar la imagen con nuestras cámaras. Difícil misión, pero algo captamos. Ya han pasado 3 horas y volvemos a Husavik, pero antes nos dan un chocolate caliente y unas rosquillas para reponernos del frío. En la excursión llevábamos dos guías, una sueca y otra de Valencia. María, era su cuarto verano trabajando en Islandia, como guía.

Tras finalizar la excursión nos subimos al coche para dirigirnos al Lago Myvatn, haciendo una parada en sus orillas, y en skutustadir,para comer; sopa, pan con mantequilla, bacalao, carne guisada y café, más agua del grifo por 1450 ISK, un precio muy razonable.
Skutustadir, es la segunda población más grande del Lago Myvatn, y supone una buena alternativa para aquellos turistas que quieren huir del ajetreo de los grupos organizados.
Aquí es donde empezamos a acojonarnos con los mosquitos, ya que vemos pasar a un montón de gente con mosquiteras en la cabeza. ¿pero qué clase de mosquitos hay aquí, asesinos...?

El Lago Myvatn constituye uno de los destinos obligados en un viaje a Islandia. Este enclave natural es sin duda el destino más visitado del norte del país. El lago, los campos geotermales, cráteres, seudocráteres y mantos de lava que abundan en torno al lago, y que están asentadas sobre la mismísima dorsal atlántica, están declaradas zona protegida por el gobierno Islandés. la traducción literal del nombre del lago myvatn es "Agua de las moscas" y ya os imaginaís porque.

Decidimos dar vueltas con el coche por los alrededores del lago que es pródigo en atractivos diversos. Nuestra primera parada Kalfaströnd, que se encuentra en la ribera del lago donde sus pilares de lava son posiblemente los más fotografiados. Desde aquí rumbo a Grjotagja, la fuente termal más conocida y visitada. Numerosas fumarolas emergen del suelo, produciendo un incomodo olor a huevo podrido. Después el volcán Krafla. Krafla es la mayor región volcánica de la isla, debido a la actividad continua del cráter de fisura que rasga este famosísimo sector de los alrededores del lago. Decidimos dejar el coche aparcado y estuvimos recorriendo durante más de 2 horas un sendero en busca de Dimmuborgir, los famosos castillos negros, formaciones naturales bastantes llamativas, de lava de alguna erupción antigua. Después de un buen rato de caminata, pudimos llegar hasta Hverfell, un imponente cono volcánico de 160 mt de altura. Lo curioso es que no conseguimos ver Dimmuborgir hasta que no iniciamos nuevamente el viaje, pero esta vez subido en el coche. Desde aquí nos pusimos en marcha hacia Viti, un vistoso cono. Este cono llamado infierno ofrece una apariencia muy poco espectacular hasta que asciendes hasta su borde, desde donde contemplas un cono de 320 mt de diámetro que tiene un lago en su interior.

El día estaba resultando productivo, por la cantidad de cosas que estábamos haciendo, y viendo.A média tarde empezábamos a estar algo cansados por lo que decidimos darnos un descanso en unos baños termales situados en los alrededores de Kroflustod. Se trata de unos baños similares a la Laguna Azul, pero mucho más pequeños y sobre todo baratos, 17 euros con toalla. La diferencia respecto a la laguna azul es que estos sí que son aguas termales reales, a diferencia de la laguna azul que tiene las aguas calientes gracias a la cercanía de un central térmica. El baño resulto ser de lo más reparador, fuera había una temperatura de 11ºC, y dentro del agua superaba los 40ºC, en fin una gozada.

Sobre las 19.30 decidimos ponernos nuevamente en marcha, empezaba a ser tarde y aun teníamos que ver Godafoss antes de llegar a AKureyri donde dormiremos hoy.

Para ver bien la catarata Godafoss, no tienes que caminar mucho, está muy cerca de donde puedes dejar el coche. La catarata denominada catarata de los dioses es uno de los saltos de agua más majestuosos del país, y no solo por el caudal de agua que se precipita al vacio, sino porque aquí un portavoz de la ley tiró a las aguas los ídolos de los dioses nórdicos, como gesto de que el pueblo islandés abrazaba el catolicismo desde ese mismo momento.

Ya sobre las 21 horas llegamos a Akureyri. Nos alojamos en un Gesshouse en el que la dueña es una amable islandesa que nos dice que tiene un apartamento en Alicante. Lo bueno del alojamiento es que tenemos cocina para nosotros solos y que no dudamos en usar para hacernos unas sopas y freírnos un poco de jamón para hacernos unas magras. Posiblemente la mejor cena de todas. Alrededor de las 23 horas salimos a dar una vuelta por la ciudad, y somos los únicos seres vivos que hay en la calle. No me extraña 5ºC acompañarán nuestra visita nocturna a la ciudad.