Fiordos del Oeste



Aún más al norte, se encuentran los Fiordos del Oeste, la región más salvaje y menos poblada del país, a excepción del centro. Su acantilados verticales como el Látrabjarg (444 m.) —el “Finisterre” de Europa— y el Hornbjarg (534 m.) quitan el aliento. Impresionante de contemplar es el salto de Dynjandi cuyas aguas parecen lamer el flanco de la montaña.
El pueblo de Ísafjörður, acurrucado en su fiordo, es el punto de partida para excursiones memorables, bien a pie, bien en kayak o en barco de motor.

Entre los destinos posibles: la adorable isla de Vigur, donde el tiempo parece haberse detenido, o bien, las orillas de los fiordos, hoy día desiertos de gente, donde una exuberante vegetación ha recuperado su dominio.
En varios pueblos, los pequeños museos singulares subrayan el carácter particular de esta región aislada, donde antaño se practicaba la brujería.