La llegada


Eran cerca de las 3 de la mañana en Keflavik, cuando la azafata del avión en el que viajábamos nos anunciaba que tomaríamos tierra en breve. No es la mejor hora para llegar a un país pero no habíamos conseguido un vuelo con mejor horario. La primera sorpresa del viaje la tuvimos nada más descender del avión. Era totalmente de día. Nos habíamos informado con anterioridad al viaje de todo lo relacionado con Islandia, y éramos sabedores de que en esta época del año no oscurecía, pero...era totalmente de día, como cualquier tarde a las 8 de la misma, en verano.

Nada más llegar a la pequeña terminal del aeropuerto de Keflavik nos pusimos a buscar a Eirikurr. Eirikurr era el dueño de la Guesthouse que habíamos elegido para pasar esa noche. El amable señor se ofreció para ir a recogernos al aeropuerto a esas horas de la mañana. Y efectivamente allí estaba el... esperándonos a las 3.30 de la mañana.

Tras presentarnos y meter todas las maletas en su coche nos dirigimos al alojamiento, una Guesthouse muy confortable.

A la mañana siguiente, teníamos que recoger el coche de alquiler a las 10 en Reykjavik, y Eirikurr se ofreció a llevarnos por el precio de un billete de autobús. Teniendo en cuenta que al día siguiente era la fiesta nacional y que no había más que un autobús a las 12 de la mañana, nos pareció un precio más que razonable, y por supuesto aceptamos.

La noche, parecía que sería corta.