Borganes - Reykjavik

















Hoy preveíamos que el día sería largo y que tendríamos poco tiempo para ver la capital de Islandia, por lo que hemos decidido madrugar. Para las 8 de la mañana ya estábamos desayunando. Por cierto buen desayuno con mermelada casera y todo, menudo lujo.

Pronto hemos llegado Reykjavik y hemos preferido buscar primero el alojamiento y luego visitar la ciudad.

Reykjavik ha sido el núcleo principal de población desde que el primer colono construyó su granja en este lugar. Reykjavik dispone de dos tercios de la población total del país, alrededor de 150000 habitantes. Es el centro cultural, político, mercantil y de todo lo demás de Islandia con lo que cualquier cosa que pase en Islandia sucede en la capital.

Reykjavik es una ciudad diferente a todas las de Europa, es tranquila, agradable, sin monumentos antiguos que visitar, y con casa no muy altas en lugar de elevados rascacielos. Es una ciudad de grandes espacios abiertos y con un toque rural.

Callejear por la capital es una experiencia que pocas veces sentirás en otra ciudad, es una gozada respirar su puro aire en sus zonas verdes, detenerse a descansar en el lago Tjörnin, situado en pleno centro de la ciudad, descubrir algunos edificios de los siglos XVII y XIX, entre modernas construcciones, disfrutar de la vitalidad del día de la ciudad y contemplar la agitada vida nocturna, con un montón de bares, en los que tomarse algo menos cerveza...

No debes dejar de visitar sitios tan famosos como la iglesia Hallgrim, la catedral Landakotskirtja o höfdi, una casona ubicada en el paseo marítimo donde se reunieron los presidentes Reagan y Gorbachov, y por supuesto la barca del sol, que desde su reciente inauguración se ha convertido en todo un símbolo.

En Reykjavik, es difícil perderse, puesto que se trata de una ciudad pequeña. El centro y el casco antiguo quedan entre el lago tjörn y el puerto. Aquí podremos encontrar los edificios y lugares más interesantes.

Nos pasamos toda la mañana callejeando tranquilamente para disfrutar de la cuidad y viendo cosas. Cuando nos ha apetecido comer nos hemos metido en un local de comida precocinada lleno de gente joven. Nos hemos cogido unas ensaladas de pasta y nos hemos sentado en un mostrador que daba justo a la calle, a ver pasar gente mientras comíamos y repasábamos la guía para organizarnos la tarde.

Hemos aprovechado casi toda la tarde para hacer compras, algunos libros de fotos, alguna figurilla y esas cosas típicas de guiris, y para terminar de ver la capital. El resto de la tarde hemos disfrutado tranquilamente de un paseo por la parte vieja.
Llegada la hora de cenar nos hemos decidido por un restaurante famoso en la ciudad. La planta baja del mismo es completamente de hielo. Es un bar de hielo. Nosotros hemos estado en otra planta diferente, donde hacía más calorcito. Tratándose de nuestro último día de vacaciones hemos decidido hacer una cena típica y nos hemos decidido por un buffet de pescados varios. Nuestra sorpresa ha sido que todos los platos salvo la sopa, eran fríos. De todas formas la cena estaba estupenda.
Al término de nuestra última cena en Islandia, hemos dado un agradable paseo hasta nuestro céntrico alojamiento, mañana toca madrugar, nuestro vuelo sale a las 6 de la mañana y tenemos 45 km hasta el aeropuerto, madrugón.