El sur. La parte más turística

En ninguna parte como en Reykjanes y Thingvellir queda tan patente cómo las placas continentales de Eurasia y América se alejan la una de la otra, unos 2 cm. al año.
En Reykjanes hay varias zonas de alta geotermia. En dos se han levantado centrales eléctricas de vapor: en Svartengi y cerca del monte Hengill.
Otras dos están en construcción: la de Hellisheiði y la de Reykjanes. En Svartengi hay un centro didáctico de historia geológica: la Gjáin. A poca distancia está la Laguna Azul, con su mundo de vapores telúricos y sus famosas aguas curativas. Desde siempre la ocupación humana en Reykjanes se ha concentrado en la costa, con el mar como sustento. Hoy, con la diversificación económica, la densidad poblacional ha crecido, pero sin que se olvide esa dependencia del mar, como atestiguan museos como los de Grindavík y Sandgerði.

Más al este se encuentra la Llanura del Sur, más fértil, con la historia y la literatura resonando a cada paso. Aquí está el escenario de la Saga de Nial, una de las más conocidas. Para zambullirse en ella visite el Sögusetur –Centro de las Sagas– en Hvolfsvöllur. Otros museos como el de Skógar, en Eyjafjöll, y excursiones organizadas sirven para recordar la historia. Y el Draugasetrið, El Centro de los Fantasmas, en Stokkseyri, es un museo único, dedicado a los fantasmas islandeses. Thingvellir es el lugar histórico más famoso del país. Aquí los islandeses fundaron su parlamento en el año 930 y celebraron sus asambleas anuales hasta 1798. También fue el escenario de varias sagas. Fue convertido en parque nacional en la primera mitad del s. XX y declarado Patrimonio de la Humanidad en 2004. Otro lugar histórico de la zona es Skálholt, sede episcopal y centro eclesiástico desde el s. XI hasta finales del XVIII.

Pero también seducen las numerosas perlas naturales de estas comarcas. En varios sitios hay impresionantes cascadas, de las que Gullfoss –La Cascada Dorada– es la reina indiscutible. En muchas partes se evidencia la geotermia del subsuelo y cerca de las principales zonas de géiseres han nacido pueblos, dedicados al cultivo en invernaderos. La zona más famosa es la de Geysir, de cuyo nombre deriva la palabra «géiser». Poco más al este se encuentran dos de los volcanes, vecinos a zonas habitadas, más activos.
El Hekla, el más famoso, ha entrado en erupción unas 20 veces desde que Islandia se colonizó. Y hacia el este, bajo el glaciar de Mýrdalsjökull, se esconde el Katla que lleva dormido un tiempo inusualmente largo. Cualquier día podría despertarse. En relación con esta naturaleza extraordinaria han surgido actividades organizadas: excursiones a caballo, «rafting» y visitas a los glaciares.

Frente a la costa se elevan las Islas Vestman con su impresionante naturaleza, sus colonias de aves marinas e interesante historia. Sólo han pasado poco más de 30 años desde que los isleños tuvieron que ser evacuados de su Heimaey, la única isla habitada, al producirse una erupción. Pero muchos volvieron en cuanto la erupción finalizó. Actualmente se llevan a cabo excavaciones de numerosas casas que fueron enterradas bajo cenizas y lava, con la intención de hacerlas accesibles a los visitantes, bajo los auspicios de un plan llamado La Pompeya del Norte.