Grundarfjordur - Borganes

El día de hoy se presenta largo en emociones y corto en kilómetros, por lo que decidimos tomarnos algo más de tiempo en el desayuno, antes de ponernos rumbo a Snaefellsjökull. El volcán que fue elegido por Julio Verne para escribir Viaje al centro de la tierra. Snaefellsjökull se trata del glaciar volcánico más famoso del mundo gracias al escritor francés.
Pero antes de llegar a nuestro famosos destino hacemos una parada en Olafsvík, una pequeña localidad pesquera. Turísticamente la ciudad carece de importancia pero en sus afueras se encuentra la más transitada de las tres vías por las que puedes acceder al glaciar, y que nosotros no tomaremos. La circunvalación desde Olafsvík se realiza a través de la pista 574, solo apta para 4x4, que finaliza en Búsir. La pista continua hasta Arnastapi, y una vez allí prosigue a los pies del glaciar y prosigue hasta la orilla del mar, por un paisaje asombroso y escasamente transitado. Pero nosotros tomaremos otra pista un poco más adelante, la 600, que nos llevará hasta la localidad de Hellnar. Si la pista que anteriormente hemos comentado es poco transitada, por esta no paso ni Julio Verne. Inenarrable la experiencia de conducir por una pista de esas sin tener ninguna experiencia anterior. El trayecto a través de la pista se nos hace muy divertido, pero a la vez duro y un tanto peligroso, hasta el punto de tener que cruzar diversos neveros que estaban en medio de la carretera y donde algún quitanieves había abierto una pequeña camino para poder continuar. Hemos tenido que afrontar descensos y ascensos muy pronunciados con curvas peligrosísimas, y con un montón de piedras y socavones como carretera. Pero hemos conseguido el reto de llegar a los pies del glaciar. La pena es que no hemos podido ascenderlo, puesto que carecemos del material adecuado, crampones, piolets y demás para hacerlo andando. La otra posibilidad es subir en moto de nieve, un pastón. Pero la instantánea que allí puedes captar merece la pena el sufrimiento del trayecto.
Una vez hemos descendido del glaciar nos dirigimos a Hellnar, un pequeño pueblo de apenas 20 casas, que están a punto de caerse del mapa. La parada en esta localidad es obligada, puesto que desde aquí se accede a los acantilados de Svörtulft, una reserva de aves marinas. Este espacio natural requiere tiempo para recorrérselo andando y eso es lo que hemos hecho. Tras más de 2 horas de caminata decidimos hacer un picnic en una mesa libre que encontramos al lado de un camping. Aquí nuevamente nos encontramos con nuestros amigos los pájaros asesinos, que no nos dejan tranquilos mientras intentamos liarnos unos bocadillos de jamón york y queso. Por cierto este es el único rato que nos ha hecho algo de calor, lo que nos ha motivado a comprarnos unas coca colas bien frías.
Al término de nuestra comida dejamos a nuestros fantásticos anfitriones solos y nos disponemos a reanudar la marcha, pero antes lavamos un poco el coche con una manguera que nos encontramos en mitad de la nada. Nos ponemos camino de Borg.
Este último tramo de la etapa, y casi de nuestro viaje lo hemos hecho por la ring road, que casi no la hemos pisado en todo el viaje. Borg es uno de los lugares más históricos y más celebres de Islandia, puesto que su fundación se a datado en los tiempos de la colonización. Hoy solamente destaca su iglesia.

Después de sacar una fotos y descansar un rato nos subimos al coche de nuevo para ir a Borgarnes, donde hoy tenemos previsto pasar la noche. Borgarnes está situada en una alargada lengua de tierra en el fiordo Borgarfjödur. Este enclave es un cruce de caminos entre el norte, el sur y el oeste. La cuidad es puramente comercial y turísticamente no tiene ningún interés, ahora comercialmente sí. Nos alojamos en una idílica granja en la misma orilla del fiordo. Otro de los encantos de esta granja es que disponemos de una pequeña cocina para nosotros, algo que nos va a salvar la cena de hoy. Así que antes de dar una vuelta por los alrededores hacemos una visita al supermercado, donde compramos algo para cenar, el desayuno lo tenemos incluido. Y volvemos a cometer un grave error...hemos comprado cerveza para la cena. Al menos esta vez la he podido meter en el congelador y enfriarla más. La única forma de tomarla.

Después de cenarnos un fabuloso puré de patatas y unas magras hemos decidido ir a Akranes.
Akranes, salvando las distancias es la hermana gemela de la capital del país. Está demostrado que esta enclave fue de los primeros en habitarse, antes incluso de la era de la colonización. Uno de los atractivos de esta industrial ciudad es sin duda su playa de más de 1 km de longitud.

Al término de nuestra visita a Akranes, hemos decidido ir a descansar a la granja, mañana queremos madrugar para llegar pronto a Reykjavík y aprovechar nuestro último día en Islandia.