Sagas, entre historia y leyenda

El presente escrito salío publicado en la revista LONELY PLANET, en su número 10 dedicado al completo a Islandia. El articulo viene firmado por la redacción de la revista. Lo incluyo en este blog puesto que me ha parecido altamente interesante. Espero que con ello no moleste a nadie.

El orgullo de ser islandés late en las páginas de las antiguas sagas, historias con trasfondo histórico que se han mantenido vigentes hasta la actualidad.
“Mejor morir honorablemente que vivir con vergüenza”. Esa es la posición ante la vida que defiende la saga de Flöamanna, todo un alegato a favor del valor, el honor y la destreza en el combate, tres de las virtudes más apreciadas por los antiguos islandeses. Los mismos que , desafiando al mar lograron colonizar una isla remota y de clima implacable. Sagas apreciadas por los antiguos islandeses. No se quedaron ahí, pues al mismo tiempo que convertían en habitable ese territorio extremo e inhóspito, tuvieron tiempo de crear una de las manifestaciones literarias más asombrosas de la edad media: las sagas.

Desde principios del siglo XIII y hasta mediados del XIV, toda una pléyade de autores. La mayoría anónimos, pusieron sobre el paperl historias protagonizdas por colonos, guerreros, poetas y santos que habían dejado su huella en esa joven tierra. Eran peronajes que habían existido en la realidad, pero cuya”vida marrada” no tenía por qué coincidir con aquella realidad.

La palabra saga deriva del verbo segja, que significa”contar”, y eso es lo que hacen estos textos redactados en prosa y en lengua vernácula, el islandés, para que pudieran gozar de una mayor difusiócn. Dos características “modernas”, que convierten el género de las sagas en un precedente de la novela, aunque permaneciera desconocido para el resto del mundo hasta fechas recientes.

En prosa, en islandés y con personajes generalmetne reales. Ésas puede decirsse que son las tres características básicas de toda saga. Porque en cuanto a temas, podían tratar de muchas cosas. Así, se puede hablar de “sagas de reyes”, centradas en los soberanos de Noruega y otros reinos escandinavos; de “sagas de los tiempos antiguos de las tierras del Norte”, cuyas historias se remontan a las épocas anteriores a la colonización de Islandia, acontecida hacia finales del siglo IX; de “sagas de los obispos”, sobre la cristianización de la isla, llevada a cabo en el siglo X, y de “sagas de los islandeses”, posiblemente el gru
po más variado e interesante, en el que se trata la colonización e incluso se refieren ha echos más o menos contemporáneos a la época de redacció, lo que proporciona valiosos testimonios para saber cómo era la sociedad islandesa de entonces.

Aunque el componente oral, el de unas historias transmitidas de generación en generación, pudo ser importante en la génesis de las sagas más antiguas, las aportaciones más emblemáticas al género fueron escritas por sus autores directamente. Es decir, éstos no eran simples copistas o refundidores, sino escritores individuales en todo el sentido del término: gentes que conceabían la historia y la volcaban negro sobre blanco para que sus textos pudieran ser leídos en voz alta en el ámbito familiar durante las largas noches de invierno. Y lo hicieron con una forma de narrar que podría decirse cimenatogáfica, elaborada a partir de breves escenas que se encadenan hasta generar una acción que en algunos casos llega a ser trepidante. A ello se suma la presencia de multitid de personajes y unos diálogos de una concisión y efectividad extrema. Como cuando, en la saga deNial, los enemigos de Gunnar de Hlidarendi le piden a su madre tierra para enterrar a dos muertos , y ella responde: “sí para esos dos, pero hubiera preferido darla para vosotros”.
Incluso en la narración, las frases son breves, afiladas, directas, y siempre moldeadas según el hablar coloquial. En las antípodas, pues, de las retóricas peroratas de muchos otros personajes medievales; entre otros, los de las novelas de caballerías.

Como trasfondo de esta pasión grafológica se hallaba el deseo
de dejar constancia de la especiaficidad de la sociedad islandesa y del orgullo de ser islandés. Para sus autores y lectores, las sagas eran un signo identificador de su cultura y su comunidad, por encima del hecho que narraran acontecimientos históricos, religiosos o inventados. Así, no es de extrañar que mientras en otros puntos de Europa la literatura medieval quedó con el tiempo restringida al marco académico, cuando no directamente olvidada, en la isla, las sagas se hayan seguido leyendo hasta hoy, incluyendo incluso en escritores como Halldór Laxness, el premio Nobel de literatura islandés. Las composición polifónica de sus novelas, en las que pululan numerososo personajes; su estructura en base a capítulos breves; su gusto por emplear un lenguaje rico en fórmulas repetitivas, o la alternancia de pasados y presentes son algunos de los rasgos estilísticos de su obra que beben de las sagas. Éstas, sagas, distan mucho de ser una pieza de museo: son algo vivo, de lo que los descendientes de aguellos bravos colonos vikingos se sienten muy orgullosos.

En el fondo de las sagas late la nostalgia hacia una edad dorada y heroica. A través de sus hechos, y a pesar de la ocismo con que se aborda todo aquello secundario a la acción, se nos ofrece una completa visión de la sociedad islandesa. Una sociedad que no era, ni mucho menos, pacifica y estable, sino que vivía más bien en un estado de larvada guerra civil, donde los conflictos se zanjaban por la vía rápida de las armas, enquistándose en una vorágine de venganzas.

Todo ese mundo se refleja enla Saga de Nial el quemado, la más valiosa desde el punto de vista literario y la más completa para conocer las contradicciones y anhelos de esa sociedad que, a pesar de la violencia imperante, quería ir también más allá y establecer un marco mínimo de convivencia. Datada en el último cuarto del siglo XIII, esta saga aporta la idea de que son las leyes, y no las armas, las que construyen el país. Como dice su protagosnista, Nial de Bergthorsval:”Con leyes construiremos nuestro territorio, pero sin leyes éste se convertirá en un residuo desechado”. Aunque la realidad se encargue de demostrar una y otra vez que los litigantes prefieren recurrir a la espada y el hacha cuando los veredictos no les son favorables.
En las páginas de la Saga de Nial cobra vida una sociedad regida por una especie de “democracia aristocrática”, en la que sus miembros más destacados se reúnen en le Thing, el centro de la vida comunitaria, donde los hombres libres cerraban acuerdos, realizaban negocios, concertaban matrimonios y también dirimían susu diferencias. Los jefes de clanes o godar, por su parte, se encontraban el el Althing, un lugar localizado en Thigvellir, a unos 45 kilómetros de la actual capital, Reijkiavik. Allí se modificaban y redactaban las leyes que el “narrador de leyes” aprendía de memoria.

La saga es rica en episodios que tienen como marco estas instituciones, y sobre todo lo es en la descripción de los juicios, en el resultado de las cuales, más que de las propias leyes, depende de las dotes oratoriales de los “abogados” de cada litigante. Y no menos del número de hombres armados con qu e éstos se acompañan… Un factor decisivo para dar un sentido u otro al veredicto.

Cuando se producía un delito grave, generlamente un asesinato, los llegados de
la victima podían vengarse en el culpalble o en alguno de sus familiares. En este caso, se corría el riesgo de que todo desembocara en una espiral de venganzas sangrientas. Otra opción consistiía en acudir al thing y juzgar allí al asesino. En la asamblea se podía tomar la decisión de promover un acuerdo entre las familias afectadas a partir de compensaciones económicas o bien condenar al asesino a la proscripción. En este caso, el proscrito no sólo perdía sus bienes, sino que cualquiera podía darle muerte impunemente. No obstante, el texto también revela que las decisiones y penas podían ser cambiadas si el acusado pertenecía a una familia poderosa o decidía avanzarse a los acontecimientos obrando por la fuerza…De ese modo, y como sucede en la saga de Hrafn – kel podía resultar díficil, o imposible incluso, hacer efectiva la condena.

Las sagas, pues, son un retazo de vida. Entre los protagonistas más atractivos destaca el que da nombre a la saga de Egil Skallagrimsson, atribuida a Snorri Sturluson, uno de los personajes más importantes de la Islandia medieval, pues fue jefe delAlthing y un político sin escrúpulos que negoció la anexión de su tierra a Noruega y que finalmente murió asesinado por un esbirro del rey noruego. A diferencia de otras sagas, que están atravesadas por multitud de personajes, en ésta el protagonismo es unívoco y recae en el vikingo y poeta Egil Skallagrímsson, cuyas aventuras le llevan a las cortes noruega e inglesa, lo que le confiere también al texto un componente viajero.

La saga de Nial y la saga de Egil Skallagrínsson son las obras maestras del género, aunque éste no se agota aquí ni mucho menos. Otros textos que conviene tener en cuenta son el libro de la colonización, de principios del siglo XII, unas crónicas exhaustivas que parte del descubrimiento de Islandia y en la cual desfilan hasta 430 colonizadores; la saga del cristianismo, en la que se narra la conversión de las gentes de las isla; la saga de Sverri, rica en discursos moralizantes proclamados por este sacerdote y monarca noruego, entre otros, uno sobre los excesos de la bebida;la saga de Ragnar Calzas Peludas, del grupo de “sagas de los tiempos antiguos”, de temática legendaria y emparentada con epopeyas germánicas como el Cantar de los nibelugos, o la saga de Hervör, del mismo grupo, que culmina en una gran batalla que enfrentó a godos y hunos enlos cárpatos en el siglo V…

Todo ello configura un corus en el que historiia y aventura, mito y biografía se mezclan a fin de dar forma a la identidad de un país joven y emprendedor. Son crónicas, y novelas, aunque su influencia más allá de las fronteras de Islandia fuera nula. Y es que, como dijo Jorge Luis Borges, un entusiasta admirador del género:”Para la historia universal, las guerras y los libros escandinavos son como si no hubieran sido; todo queda incomunicado y sin rastro, como si aconteciera en un sueño en esas bolas de cristal que miran las videntes. En el siglo XII los islandeses descubren la novela, el arte de Cervantes y de Flaubert, y ese descubrimiento es tan secreto y tan estéril para el resto del mundo como su descubimiento de América”